Náyade volátil
En las envejecidas paredes
del silencio me envuelve
el largo zumo de la noche.
En las almenas de tu pelo
en vano cultivo
rosas imaginarias...
Tú eres náyade volátil,
trémula brisa, pardo sueño
que tiembla en el mar.
Otra vez la música brota
perpetua de asombro,
arco de tímidos de arrabales
en cuyo plástico sonido
extrañamente me enamoro.
La tarde avanza en oscuro trance.
Bajo la luna llueve intacta
una trémula sinfonía
que cosecha mis ansias
largamente calladas.
OMAR CÉSPEDES.
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