Aquí mi largo sueño,
la cadena de barro,
la costumbre de mi esqueleto,
la ermitaña soledad,
la débil gota que subsiste
en este plateado hemisferio
en que yazgo.
Mis dedos ya pintan
años amorfos;
el horizonte de la vida
se desnuda ante mis ojos,
pero despierto con la nostalgia
de un hombre pensativo.
Me convoca el silencio,
agita mis espigas...
pero aquí el agua es verbo perfecto,
palabra empapada
de espaciales alboradas.
Omar Céspedes.C