Desde el pulso
torvo y vacío
soplan ácaros y penumbras.
Una lagrima en posición fetal
se extingue en el silencio
como queriendo asesinar
el destino.
No deja de llover.
el viento ruge
Sobre un césped
pálido y mutante.
Son las nueve
y
sus ojos vuelven a mirarme
tras los dinteles de mi ventana.
OMAR .CÉSPEDES.C
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